Este 2025 se conmemora el 80 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis. Es un año para rendir tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y es un día para rememorar y alentar el compromiso en la lucha contra el racismo y con toda forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos por razón de su etnia, color de piel, orientación sexual, creencias religiosas o políticas, incluidas las de aquellas personas que lucharon por la defensa de los derechos humanos y los valores democráticos.
El Holocausto supuso la persecución y aniquilación sistemática de seis millones de judíos por parte de la Alemania nazi y de sus colaboradores, entre 1933 y 1945, así como de otras personas que no se ajustaban a la demencial teoría fascista sobre la supuesta supremacía de la raza aria, que abría la puerta a la implantación de leyes raciales y al paroxismo extremo de la aniquilación y el genocidio en los campos de exterminio nazis de discapacitados físicos y mentales, gitanos, homosexuales, prisioneros de guerra y antifascistas de todas las edades y condición social.
Entre ellos, cerca de 10.000 españoles fueron víctimas del horror en los campos de concentración y exterminio. Sólo en la provincia de Córdoba se han contabilizado al menos 353 hombres, de los que 8 de ellos habían nacido en Montoro y sufrieron el horror nazi del campo de exterminio de Mauthausen, en Austria.

MONTOREÑOS ASESINADOS EN MAUTHAUSEN
VICENTE LUIS FRANCO HIDALGO, MANUEL GARCÍA PEDRERO, FRANCISCO MAJUELO CANALES, FRANCISCO MORENO HERNÁNDEZ, ANTONIO MORENO MORA, SIMÓN PERALES EXPÓSITO y MATEO TEODORO VEGA DELGADO eran exiliados que habían abandonado España en 1939 tras la victoria de los golpistas en la Guerra de España y que contribuyeron a la defensa de Francia contra la Alemania nazi. La derrota francesa llevó a estos montoreños a caer prisioneros del III Reich y a conocer un régimen inhumano que les condujo a la muerte.
Fueron trasladados al campo de concentración nazi de Mauthausen por una decisión de Hitler, Franco y Petain, entre agosto de 1940 y junio de 1941. En el campo perdieron sus nombres y pasaron a ser números, el 5510, 4488, 4538, 4517, 3568, 3601 y el 5122. Todos ellos fueron asesinados en el subcampo de Gusen, “el matadero de Mauthausen”, y en el Castillo de Hartheim, un centro de matanza de eugenesia donde personas con discapacidades físicas y mentales, y prisioneros de campos de concentración, fueron asesinados.
Los primeros españoles que fueron trasladados a Gusen, procedentes de Mauthausen, lo hicieron el 24 de enero de 1941. Los SS querían hacer hueco en el campo central para los dos grandes cargamentos de republicanos que iban a llegar en las siguientes 48 horas. Los oficiales nazis agruparon a los enfermos e inválidos en un extremo del campo. Después formaron al resto de los deportados para completar el cupo, cercano al millar, eligiendo entre los sanos a los hombres de mayor edad. Entre estos hombres se encontraban los montoreños Manuel García y Francisco Majuelo, que fueron asesinados en Gusen el 14 de agosto y el 12 de noviembre de 1941, respectivamente. Quienes no estaban capacitados para un trabajo extenuante, eran asesinados con gas, sumergidos en agua helada o fusilados. Manuel tenía 38 años y Francisco 18 años.
24 días después, el 17 de febrero de 1941, fueron enviados a Gusen los montoreños Vicente Franco, Francisco Moreno y Antonio Moreno. Vicente y Francisco perecieron el 18 de julio y el 08 de septiembre de 1941, respectivamente, en este subcampo víctimas del tifus, la tuberculosis, las palizas y torturas, el hambre o el brutal esfuerzo. Vicente tenía 40 años y Francisco 31 años. Antonio Mora fue traslado el 03 de diciembre de 1941 de Gusen al Castillo de Hartheim, donde fue asesinado en la cámara de gas, con 31 años.
Por último, el 20 de octubre de 1941, Mateo Vega y Simón Perales, de 22 y 35 años respectivamente, fueron trasladados a Gusen, dónde serían asesinados en el invierno del 41 al 42. El clima fue terrible y duro, con temperaturas de menos 25 a menos 29 grados, había hambre y un trabajo durísimo en la cantera de Gusen. El 09 y el 13 de enero de 1942 morirían víctimas de estas extremas condiciones climáticas y de trabajo.
Vicente, Manuel, Francisco Majuelo, Francisco Moreno, Antonio, Simón y Mateo fueron víctimas del nazismo, pero también del franquismo que no dio muestras de proteger a quienes no habían dejado de ser españoles.
JOSÉ LAMA PRIEGO, EL ÚNICO SUPERVIVIENTE DE MAUTHAUSEN
Nació en Montoro el 28 de diciembre de 1912. Sus padres fueron Manuel Lama Jurado, jornalero de 36 años, y Francisca González Izquierdo, de 30 años. Ambos, como sus respectivas familias, eran naturales de Doña Mencía.
Nació en la calle Coracha de Montoro, aunque sus padres estaban de caseros en el cortijo de La Onza, de su término municipal, y allí pasaban largas temporadas trabajando de podadores.
José era el tercero de una familia de cuatro hermanos (Francisco, Ramón, José y Rafaela). Según su hermana Rafaela, José era una persona muy culta y elegante. Aprendió a leer en el cortijo y a pesar de su autodidactismo siempre demostró un gran interés por la cultura.
Cuando Montoro cayó en manos de los golpistas, huyó junto con la familia de su hermano Francisco. Ambos lucharon en la batalla de Brunete. El 22 de diciembre de 1937 fue ascendido a sargento de Infantería en la 40ª Brigada Mixta del ejército de la República.
Al finalizar la guerra, cruzó la frontera francesa y estuvo recluido en los campos de internamiento en Barcarès. Se alistó en una de las Compañías de Trabajadores Extranjeros cuyos miembros fueron capturados entre el 20 y el 26 de junio de 1940 en Saint-Dié-des-Vosges e internados en el campo de prisioneros Stalag V-D de Estrasburgo (Francia).
El 11 de diciembre de 1940, José formó parte del convoy que llevó prisioneros desde la estación de Estrasburgo hasta Mauthausen. En este convoy iban 846 republicanos españoles, de los que 557 fueron asesinados. Este fue uno de los convoyes en el que más cordobeses fueron deportados a los campos nazis: 29, de los que solo sobrevivieron 8.
Llegó a Mauthausen el 13 de diciembre de 1940 y le asignaron el número de matrícula 4918. Fue trasladado al subcampo Redl-Zipf y asignado al Kommando Schlier, fabricando combustible para cohetes. A primeros de mayo fueron evacuados a pie hacia Ebensee, topándose en el camino con el ejército americano. José tenía 32 años cuando fue liberado.
En agosto de 1945 ya estaba instalado en Toulouse (Francia). José nunca perdió el contacto con su familia con la que siempre se carteó manteniendo una constante comunicación de la que quedan cartas, felicitaciones y fotos de dónde vivió hasta su muerte, en 1967, incapaz de superar el trauma del campo de exterminio. Se tiró al tren tras comprar el periódico de todos los días.
EL OLVIDO NO ES UNA OPCIÓN PARA LA DEMOCRACIA
Es un deber moral el reconocimiento y la reparación personal a quiénes tras un golpe de Estado a un Gobierno elegido libremente por todos los españoles y españolas, perdieron su libertad al padecer prisión, deportación, confiscación de sus bienes, un desgarrador exilio, trabajos forzosos o internamientos en campos de concentración en España o fuera de nuestras fronteras, en los campos del horror nazi.
Por eso, el pasado viernes 28 de noviembre, el Ayuntamiento de Montoro y la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Andalucía, con la colaboración de la Asociación Memorialista de Montoro “El Olivo”, homenajearon a estos 8 hombres con la colocación de 8 Stolpersteines, o Piedras de la Memoria, que se colocaron en la Plaza de España, a la entrada de la Biblioteca Municipal, que acogerá la documentación e información de estos hombres para conocimiento de todos los vecinos y vecinas de Montoro y visitantes de la localidad.
De esta manera, se reconoce públicamente el lugar que les corresponde en nuestra historia democrática a VICENTE LUIS FRANCO HIDALGO, MANUEL GARCÍA PEDRERO, JOSÉ LAMA PRIEGO, FRANCISCO MAJUELO CANALES, FRANCISCO MORENO HERNÁNDEZ, ANTONIO MORENO MORA, SIMÓN PERALES EXPÓSITO y MATEO TEODORO VEGA DELGADO, que sufrieron el horror de los campos de exterminio nazis.
Para rescatarlos de un olvido que ya estaba durando demasiado. Para que su recuerdo nos sirva de memoria vigilante contra toda forma de totalitarismo e intolerancia. Para que su resistencia, su sufrimiento y su compromiso con las libertades y los valores democráticos de progreso y justicia social, pervivan en la memoria de su pueblo, Montoro. Para que sus historias de horror no hayan sido en vano y sean un ejemplo para seguir construyendo una sociedad más libre, más democrática, más plural y más justa, y se aleje de la desigualdad, la intolerancia y la barbarie de ideologías deshumanizadoras e intolerantes.
Con estas Stolpersteine de Montoro ya son 189 las que se han colocado en Córdoba, pero este año se colocarán 12 más, con lo que 201 hombres de los al menos 353 deportados cordobeses, habrán vuelto de los campos nazis. Y se suman a las más de 120.000 Stolpersteines distribuidas por 30 países, el monumento, sin duda, más extendido del mundo.







