Andrés María Aguilar Luna, el perabeño seleccionado por los nazis para ser asesinado en la cámara de gas

Compartimos la noticia sobre los deportados a campos de concentración nazis de Pedro Abad que se homenajearon el sábado 4 en la localidad gracias al Ayuntamiento y la asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Andalucía.

6 octubre, 2025

Redacción

Los nazis comenzaron a experimentar con gas venenoso para realizar masacres a finales de 1939, con la matanza de enfermos mentales. Se utilizaba el eufemismo nazi «eutanasia» para referirse a la matanza sistemática de aquellos alemanes que los nazis consideraban «indignos de vivir» debido a que padecían alguna enfermedad mental o impedimento físico. Como parte del programa del “eutanasia” se crearon seis instalaciones de gaseo: Bernburg, Brandenburg, Grafeneck, Hadamar, Hartheim y Sonnenstein. Estos centros de matanza utilizaban cámaras de gas de monóxido de carbono puro camufladas como duchas.

A principios de 1941, Himmler quería vaciar el sistema de campos de concentración, cuyo número de prisioneros había crecido desde el comienzo de la guerra, de aquellos internos enfermos e improductivos. Para ello, quiso hacer uso del personal e infraestructuras del programa nazi de “eutanasia” y expertos médicos que llevaron a cabo selecciones, a menudo directamente in situ en las instalaciones psiquiátricas o para discapacitados, ahora visitaban también los campos de concentración y seleccionaban prisioneros para ser asesinados en las cámaras de gas de estos centros de matanza, entre los que se encontraba el Castillo de Hartheim, en Austria.

En 1940, tras la invasión alemana, Andrés fue capturado en Francia por los alemanes y llevado al campo de prisioneros de guerra Stalag VIII-C, en Sagan, hoy perteneciente a Polonia, pero pasados unos meses le trasladaron a otro Stalag en Trier, Alemania. Solo era un lugar de tránsito a su verdadero destino: el campo de concentración de Mauthausen, en Austria, el “campo de los españoles”. El viaje en un tren de mercancías comenzó un 22 de enero y duró 3 días, en condiciones muy duras. Con él iban su paisano Pedro Lora Cuadrado y otros 32 deportados cordobeses. En total, fueron deportados 775 republicanos españoles, de los que 583 terminaron siendo asesinados, entre ellos 26 cordobeses.

Cuando Andrés y Pedro llegaron al campo tuvieron que quitarse la ropa para, completamente desnudos, pasar por unas mesas en las que les tomaban algunos datos personales. Después les afeitaban todo el cuerpo y les rociaban con un desinfectante que les quemaba la piel, antes de pasar por una ducha en la que recibían, alternativamente, chorros de agua hirviendo y de agua helada. Finalmente les entregaban unas chanclas con suela de madera, una cuchara, un plato y el uniforme a rayas. Esta humillante bienvenida terminó para Andrés y Pedro cuando recibieron dos números que serían, a partir de ese momento, su única identidad en el campo y que llevarían inscritos en una pequeña placa metálica que se colgaban del cuello o de la muñeca y en unas bandas de tela que cosían en la camisa y el pantalón del uniforme. Andrés recibió el número 3316 y Pedro el 4384.

Dos días después, llegó otro perabeño a Mauthausen, Ramón Martínez Belmonte, en un convoy que provenía del campo de prisioneros XI-B Fallingbostel, en Alemania. Sufrió la misma humillación que sus vecinos y le asignaron el número 5609. Posiblemente, el encontrarse allí con sus vecinos sería una de las pocas alegrías que tuviera durante su estancia en el infierno de este campo de concentración de categoría III, la categoría reservada a los campos con el régimen más duro.

Andrés debió de llegar enfermo o enfermó enseguida porque apenas un mes después, el 17 de febrero, fue enviado a Gusen, donde le asignaron el número de matrícula 10588. Allí iban a parar los enfermos y débiles y era conocido entre los supervivientes como “el matadero” por la crueldad de los kapos, el trabajo extenuante, el frío, el hambre y las enfermedades, que acababan rápidamente con la vida de los prisioneros.

Apenas 6 meses después, Andrés fue seleccionado para ser gaseado en el Castillo de Hartheim, donde fue asesinado el 15 de agosto de 1941, aunque firmaron un falso certificado de defunción y fue registrado como fallecido a las 6:00 horas del 25 de septiembre de 1941.

Pedro y Ramón no corrieron mejor suerte. Los dos fueron trasladados a Gusen el 30 de junio de 1941 y fueron asesinados en este subcampo de Mauthausen con 12 días de diferencia, Ramón el 27 de noviembre de 1941 y Pedro el 9 de diciembre.

Homenaje en Pedro Abad a sus tres vecinos que sufrieron el horror nazi

Este sábado, 4 de octubre de 2025, 84 años después, el Ayuntamiento de Pedro Abad ha rendido homenaje a sus tres vecinos, con las colocación de 3 Stolpersteines o Piedras de la Memoria, con la colaboración de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Andalucía.

Es un deber moral el reconocimiento y la reparación personal a quiénes tras un golpe de Estado a un Gobierno elegido libremente por todos los españoles y españolas, perdieron su libertad al padecer prisión, deportación, confiscación de sus bienes, un desgarrador exilio, trabajos forzosos o internamientos en campos de concentración en España o fuera de nuestras fronteras, en los campos del horror nazi.

Durante décadas ha imperado el silencio y la desinformación, ya que el fascismo ganó en nuestro país y se instauró una dictadura de 40 años que trajo silencio, terror, retroceso y pérdidas de derechos y libertades, y durante la Transición se escondió todo ese sufrimiento debajo de la alfombra. Pero es necesario dar luz a los hechos a través de la ciencia, la historiografía, y anteponer el conocimiento al negacionismo histórico, como nos pide la Organización de las Naciones Unidas.

Y el sábado, vecinos y vecinas de Pedro Abad, reconocieron con este homenaje el lugar que le corresponde en nuestra historia democrática a ANDRÉS AGUILAR LUNA, PEDRO LORA CUADRADO Y RAMÓN MARTÍNEZ BELMONTE, que fueron asesinados en los campos de concentración nazis. Para rescatarles de un olvido que ya estaba durando demasiado. Para que su recuerdo nos sirva de memoria vigilante contra toda forma de totalitarismo e intolerancia. Para que su resistencia, su sufrimiento y su compromiso con las libertades y los valores democráticos de progreso y justicia social, pervivan en la memoria de nuestro país, de nuestra tierra Andalucía y, como no podía ser de otro modo, en su pueblo, Pedro Abad. Y para que sus historias de horror no hayan sido en vano y sean un ejemplo para seguir construyendo una sociedad más libre, más democrática, más plural y más justa, y se aleje de la desigualdad, la intolerancia y la barbarie de ideologías deshumanizadoras e intolerantes.

Con estas Stolpersteine en Pedro Abad ya son 181 las que se han colocado en la provincia de Córdoba

La Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Andalucía en colaboración con los ayuntamientos de Córdoba han realizado los homenajes a estos 181 hombres en 25 localidades de nuestra provincia: Posadas (24), Peñarroya-Pueblonuevo (19), Baena (16), Fuente Obejuna y aldeas (15), Belmez (12), Espejo (11), Montilla (11), Villaviciosa de Córdoba (10), Villanueva de Córdoba (9), Fuente Palmera (8), Belalcázar (7), Puente Genil (6), Torrecampo (6), Doña Mencía (5), Almodóvar del Río (4), La Granjuela (4), La Carlota (3), Pedro Abad (3), Carcabuey (2), Fernán Núñez (1), Benamejí (1), La Victoria (1), Priego de Córdoba (1), Villaralto (1) y Zuheros (1). Y, antes de que finalice este año, se colocarán 20 Stolpersteine más en la provincia de Córdoba: Montoro (8), Hornachuelos (8), Adamuz (2) y Montemayor (2). Y se suman así a las más de 120.000 Stolpersteines distribuidas por 30 países. El monumento, sin duda, más extendido del mundo.

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