La trata con fines de explotación sexual es una de las formas más crueles de violencia contra mujeres y niñas. No estamos hablando solo de una gravísima vulneración de derechos fundamentales, estamos también ante un negocio criminal de dimensiones alarmantes: junto con el tráfico de drogas y de armas, está entre los negocios ilícitos que más dinero mueven a nivel global.
La trata en su vertiente de explotación sexual es inseparable de las actividades que alimenta: la prostitución y la pornografía.
Nos encontramos con una rémora del pasado esclavista que pervive aderezada con expresiones que no logran ocultarla: «economía sumergida», «trabajo inmigrante» o «trabajo sexual». Este mal llamado trabajo sexual está considerado por los Organismos Internacionales de Derechos Humanos como el más extendido y es el causante de la pérdida de vidas y de talento de millones de mujeres y niñas, debido a la violencia y al sesgo de género presente en el mismo.
El poder se nutre de la vulnerabilidad, explotando a las personas más desprotegidas: mujeres y niñas. Detrás de cada mujer explotada no hay elección, solo hay poderes nutriéndose de su dolor.
No basta con protocolos o buenas palabras, hacen falta leyes firmes, educación en igualdad y un compromiso político y social real. La ciudadanía también tiene un papel fundamental, ya que mirar hacia otro lado es ser cómplice. O se es abolicionista o se es prostituyente, no hay lugar para medias tintas.
La trata con fines de explotación sexual sirve a la renovación y perpetuación del mercado prostitucional, no existe el uno sin la otra. Es hora de legislar en contra o de reconocerse cómplices.
Desde Fórum de Política Feminista de Córdoba exigimos una vez más al Gobierno y a los partidos políticos la aprobación urgente de la ley para la abolición de la prostitución (LOASP).